sábado, 27 de junio de 2009

A votar

Diario Semana ya.com

Siempre que quiero expresar mis ideas, y mis entendederas no me acompañan, trato de recurrir a alguien más pensante que me aisita. El siguiente escrito pertenece al periodista Reynaldo Sietecase y me pareció que valía la pena compartir. Se pueden agregar varias cosas, como por ejemplo que un candidato de la provincia de Buenos Aires gastó fortunas en su propia campaña (¿qué espera ganar ante semejante inversión?). Que no declaró nunca cuánto dinero tiene, ni cómo lo consiguió ni cuánto gastó en dicha tarea. Que el ex presidente, que se proclamó como representante de la nueva política, negoció con los peores representantes del conurbano su posible triunfo electoral. Que una de las líderes de la oposición en la Ciudad de Buenos Aires subestimó a sus electores y ahora suplica por ser tenida en cuenta. Que en la misma ciudad el único candidato que hizo planteos con ideología, con argumentos es la sorpresa de esta votación. Y que del programa de Tinelli y de las candidaturas testimoniales fue de lo único que se habló en todo el último mes. Nada de programas, ni de planteos de cambios sociales, ni debates, ni argumentación, ni nada, en fin….

A votar

Terminó la campaña más pobre de los últimos años en el país. Finalmente, llegó la hora de votar.

Hubo de todo.

Adelantamiento de las elecciones por conveniencia política.

Se inventaron las célebres candidaturas testimoniales, es decir los candidatos que serán votados y no van a asumir.

Aparecieron dirigentes que dejaron los cargos para los que fueron votados para ser candidatos… en muchos casos para ocupar cargos que abandonarán en el 2011, otra vez.

Casi ningún partido político hizo internas, limitando al extremo la participación popular. La mayoría de los candidatos fue elegida a dedo por el jefe del sector o el hombre fuerte del partido. Por eso abundan en las listas las esposas, los hijos y las amantes.

Se violó reiteradamente el código electoral: hubo actos oficiales e inauguraciones sólo para hacer campaña política.

Se prometió lo que de antemano se sabe que no se va a cumplir

Se manipularon encuestas.

Algunos medios de comunicación, como nunca antes, tomaron partido pero de la peor manera, defendieron a sus candidatos y demolieron a quienes creían peligrosos para sus intereses… Y los lectores, los oyentes, los televidentes… bien gracias.

Además, tuvo más peso el marketing que las ideas, la parodia que la verdad, la plata que la voluntad.

Aún así… votar es un ejercicio indispensable.

En este país costó muchas vidas entenderlo.

Está claro que votar no alcanza para cambiar una realidad injusta. Para eso se requiere participación activa todos los días. No importa dónde. Puede ser en los partidos políticos, en los sindicatos, las cooperadoras escolares, los clubes, las asambleas, el barrio.

Cuando comprendamos eso, dejaremos de ser ciudadanos de baja intensidad, tipos que cada dos años cumplen con el sufragio como un ritual y se desentienden.

Y se sientan a criticar a sus dirigentes.

Esto cambiará sólo si nosotros mismos nos comprometemos con el cambio.

domingo, 21 de junio de 2009

Día del padre

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

Gabriel García Márquez

En nuestro país se celebra hoy el día del padre. Para no caer en lugares comunes espero que todos festejemos este día.

A los que lo somos, a los que lo serán, a los que no lo pueden ser pero lo viven soñando, a los que luchan diariamente y nunca bajan los brazos, a los que cumplen esa función en escuelas y hospitales, a los que son ejemplo, a los que se viven equivocando, a los que hoy no le pueden llevar un plato de comida a sus hijos, a los que se conmueven cada vez que los miran, a los que no los tenemos y a todos, todos los que se saben padres

El video que acompaña este post no quiere ser un golpe bajo sino un homenaje, un regalo para que vivan más intensamente este domingo.

FELIZ DÍA PARA TODOS


martes, 16 de junio de 2009

Alemania 2006



Hoy se cumplen tres años de que el seleccionado argentino de fútbol le ganara 6 a 0 al de Serbia y Montenegro en la primera ronda del Campeonato Mundial. A las 10 hs el país estaba paralizado detrás de una pantalla. Escuelas, oficina y negocios estaban vacíos porque el mundo sucedía cerca de un televisor. Sólo la siguiente charla puede ser tan enriquecedora en un país como éste.

El siguiente relato es verídico, salvo el nombre de sus protagonistas


Juan no supo nada de Nahuel hasta que comenzó el mundial. Juan es profesor en un polimodal de un barrio marginal en el sur del conurbano. Calles de tierra y pobreza rodean al colegio. Mucha desocupación, abundante droga, poca familia y escasos límites es lo que sobra en las casas de los chicos de esa escuela. Nahuel sobresale de la media general: inteligente, rápido, desde lejos se distingue que tiene calle, pero que quiere progresar. Ropa comprada en las ferias que rodean al Puente de la Noria, pelo cortado “a lo Valdano” en el mundial ´86, alto, fornido, a Nahuel se lo distingue por su forma de hablar: mucho, a los gritos y con una pronunciación inconfundible producto del doble hueco de los dientes ausentes de adelante.


Ese viernes Argentina jugaba su partido contra Serbia y Montenegro. Quince minutos antes de empezar el partido Juan entró a la clase que como se suponía era escasa. De los treinta y ocho alumnos habituales sólo cinco esperaban al profesor. Los demás decidieron ver el partido desde sus casas. “Ya que no tenemos televisor y son tan pocos vamos a charlar acompañados por un mate”, propuso Juan. Fueron hasta la cocina pero no encontraron un mate. “Improvisémoslo” se entusiasmó Nahuel. “¿Y cómo vas a crear una bombilla?” concluyó Juan. “Cuando estaba a la sombra tomábamos mate de cualquier forma” Insistió Nahuel. “¿A la sombra?” “Si, en cana” “¿Por qué?” “Por robos, hurtos, que sé yo. Entré tres o cuatro veces hasta que a los golpes aprendí que ese no era el camino” “¿Golpes?” “Claro, cada vez que te encierra, la yuta te dá tal golpiza que por dos días ni hablás” “pero sos menor” “¿y?, que importa. Te dan una buena paliza y cuando podés caminar derecho te largan, y nadie se entera de nada” “pero… ¿y las comisarías del menor? ¿Y el llamado a los padres? ¿Y la presencia de abogados y médicos? ¿Y…?” “Profe ¿de qué me habla? Aún hoy me agarran y cobro” “¿No me dijiste que habías acabado con los robos?” “Si, ahora me porto bien, pero ya me conocen” “¿qué significa?” “que cada vez que ellos anden de ronda si yo estoy en la calle, aunque esté tranquilo, me suben, me llevan a la comisaría, me cagan bien a palos y me largan” “¿Sin haber hecho nada?” “a ellos que les importa”


Juan lo miraba a los ojos como tratando de entender este mundo tan ajeno al suyo y Nahuel, el alumno, le enseña, sin proponérselo, cómo es este país en donde viven. “Vamos profe, dejemos de hablar y empecemos con los mates”

miércoles, 10 de junio de 2009

Tránsito

Hace pocos días un vecino mío murió en un accidente automovilístico. Su auto se detuvo a varios metros de la ruta luego de dar una interminable cantidad de vuelcos. Los peritos que asistieron al lugar determinaron que el auto viajaba a unos 200 km/h en el momento de despistarse. Su auto era importado y tenía un moderno sistema de seguridad, por ejemplo, si la persona que manejaba no tenía abrochado el cinturón de seguridad el auto no podía arrancar. Su cuerpo yacía a un costado del vehículo envuelto en el airbag destrozado. Viajaba con el cinturón abrochado pero él no lo tenía puesto. Los que lo conocían mejor que yo hablan de que por fin él alcanzó a la muerte.

De 19 a 22 personas por día mueren en nuestro país a causa de los accidentes de tránsito. Durante el año pasado se registraron 7000 víctimas fatales, 120 mil heridos y miles de discapacitados, siendo los adolescentes y los jóvenes las principales víctimas. Es por ello que urge la necesidad de una buena educación vial para este grupo etario.

Todos conocemos la forma en que se obtiene un registro de conducir. Todos menos los encargados de otorgarlos porque si no, no se entiende que se siga regalando un arma a personas que no están capacitadas para operarlas. No existen test psicológicos, ni registro de antecedentes, ni análisis sanitarios. Tampoco hay controles a nivel del estado, solo inspecciones para “hacer caja” o multas que se aplican a los mal estacionados pero no a los que cometen infracciones graves.

Y los que manejan lo hacen desconociendo las reglamentaciones para hacerlo. Basta que uno comience a prestar atención a los que van cerca suyo en una avenida o calle transitada para comprender que no se respetan señales, semáforos ni lugares de circulación. Parece que no existen luces de aviso de maniobras, ni espejos ni velocidades máximas. Se evidencia una desvalorización de las vidas propias y ajenas. Hay una convicción de que llegar antes es prioritario sobre los demás.

Y después nos lamentamos, después lloramos al cielo por la desgracia, después maldecimos al mundo porque la mala suerte nos acecha. No se puede hablar de mala estrella cuando se desconocen las reglamentaciones, o peor, cuando se las conoce y se las infringe. No se puede hablar de desgracia cuando uno cierra un cinturón de seguridad pero no lo lleva puesto



viernes, 5 de junio de 2009

Medio ambiente


El medio ambiente somos todos. El medio ambiente lo hacemos todos. Los problemas medioambientales son responsabilidad pura de los seres humanos. Estamos viviendo una época dura en la que, si seguimos como hasta ahora, dentro de muy poco, no habrá vuelta atrás.

Una característica muy nuestra es la anomia, ese desinterés por todas las normas que hace que las desconozcamos o las violemos sistemáticamente. La solución del problema de los residuos no está en poner más contenedores, o en el color de las bolsas, o en el recolector calificado que pase a recogerlas. El principal problema está en nosotros que no respetamos los lugares y los horarios.

El gran problema ecológico nacional es el Riachuelo, pero no por la descomunal contaminación que posee sino por la cantidad de residuos, de todo tipo y color, que se siguen arrojando diariamente a sus aguas, en el desinterés de todos, gobernantes y ciudadanos, en tratar de solucionar este drama.

El aire que respiramos se está volviendo cada vez menos aire y cada vez más dificultosa es su respiración. Pero somos nosotros los constructores de este presente, somos nosotros los que desconocemos nuestro propio futuro, somos nosotros los que excluimos a nuestro prójimo, somos nosotros los que nos asustamos por la nueva fiebre y nos desentendemos de esta problemática tan grave como urgente.


¿Por qué nos empeñamos en destruir este paraíso en el que vivimos? ¿Por qué no nos hacemos cargo de nuestra propia apatía?