jueves, 28 de octubre de 2010

Velorios


No le tengo mucha consideración a los velorios. Voy porque sé que si lo hago alguien se va a sentir acompañado. Pero no me gusta la idea de quedarme, en mi mente, con la representación del difunto dentro del cajón. Prefiero recordarlo en otros momentos, pero esa imagen siempre se me repite recurrentemente.

Además me parece una tortura para la familia y amigos cercanos. Muchas horas de vigilia, saludando a conocidos y no tanto, consolando en vez de ser consolados…

Sobre todo en las muertes repentinas. La crisis por la sorpresa no se diluye rápido y empiezan los problemas cuando hay que conversar.

Pero, a su vez, me conmueven las muestras de afecto. La gente que llora, que sufre a un costado. Peteco cantando junto al cajón de Mercedes Sosa. Los chicos junto al cantante Rodrigo. La cola interminable que pasaba junto a Raúl Alfonsín. Las “chicas” cantando en la calle esperando que pase Sandro rumbo a su destino final.

No seguí mucho el velorio de Néstor Kirchner, pero cada vez que miraba la transmisión notaba a mucha gente emocionada. Muchos que no lo conocieron pero que lloraban abrazados. Muchos que le demostraron afecto a Cristina, su esposa. Muchos que saben que es el fin de algo pero que temen el comienzo que se aproxima. Muchos que saben que tiene que hacer el “aguante”.

Es momento de recogimiento, de silencio. Pero la muerte es también reorientarse para seguir avanzando, es parar la pelota y mirar la cancha para ver por dónde se adelanta, es seguir porque detenerse es una afrenta

5 comentarios:

Eli Baliunis dijo...

"Es momento de recogimiento, de silencio. Pero la muerte es también reorientarse para seguir avanzando, es parar la pelota y mirar la cancha para ver por dónde se adelanta, es seguir porque detenerse es una afrenta"

Es espectacular esto último Luis.
Es horrible quedarse con esa imagen de la persona en el cajón...

Neogeminis Mónica Frau dijo...

En los pocos momentos en que hice zzapin por los canales que lo transmitían también me pareció ver gente que explotaba las circunstancias sin renunciar a la posibilidad de un show mediático.
Tal vez haya sido sólo una impresión mía.
Veremos...

Saludos desde Rosario.

Maga h dijo...

Pienso como vos Luis...los velorios me dan el momento para la despedida...la posibilidad de pensarme en otro terreno donde quien se va deja una geografia distinta a la que hay que acomodarse.

Chichita dijo...

En este caso, no es sólo afecto. Es resistencia.

Personalmente, tuve que ir a la Plaza (no a la Casa Rosada, a mí también me disgustan las ceremonias fúnebres). Fui para otra cosa, a cargar pilas. Y por apoyo a mi tocaya, a quien no voté, pero seguramente votaré el año que viene. ¡Cómo me saqué la depre! No había luto, sino alegría. Algo indescriptible. Y, mucho más que un velorio, un tremendo hecho político.

Para Cobos, Rosendo, Magnetto......., que lo miran por T.V.

Un abrazo, primo. Nos vemos.

Chi

P.D.: Tengo mucha experiencia de arrepentirme de a quién voté; después de la 125, empecé la de arrepentirme de a quién no voté.

Anónimo dijo...

Creo que los velorios sirven de poco, además de mostrar la hipocresía de la gente. En el caso del ex presidente, coincido: mucha emoción y mucha gente joven, que apuesta a la militancia, que está entendiendo que la política es una muy buena herramienta para intentar transformar aquello que nos disgusta.

En lo personal, creo que es la hora de apoyar, más que nunca a la Presidenta, no porque sea débil, ni porque es mujer, al contrario, creo que tiene unas convicciones muy firmes, pero hay que apoyarla por los impresentables de siempre, los que añoran los 90 y quieren volver a ese país para pocos.

Primera vez que paso por acá.

Abrazo desde Neuquén