lunes, 28 de septiembre de 2009

Ley de medios audiovisuales

Por convicción estoy en contra de cualquier monopolio, pero si ese monopolio es el que maneja la información de un país mi certeza se transforma en repudio. Una nueva ley puede ser limitada y con errores pero cualquier reglamentación nueva supera, con creces, a la anterior que es tan primitiva como abusiva. Y en la disputa que ahora se da en el Senado Nacional no se discute una ley u otra sino que se discute la que propone el gobierno o seguir como hasta ahora. Repito que cualquier proyecto es superador al vigente, pero son los medios que se verán perjudicados los que se quejan y mucha gente se hace eco de ellos porque son los que los mantienen informados. De nosotros depende salir de la chatura general

El que sigue es un reportaje a nuestro Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, a quien poco se lo escucha y menos se le reconoce su obra, que se publicó hoy en el diario Miradas al Sur

“Es una buena ley para el país”


Por Felipe Deslarmes
politica@miradasalsur.com

El Premio Nobel de la Paz, arquitecto y escultor Adolfo Pérez Esquivel comenzó a involucrarse en movimientos de lucha por la paz, la justicia, por los derechos humanos en todo el mundo y por la no-violencia, en 1971. Entre 1977 y 1978, fue torturado, encerrado sin juicio e incomunicado en cárceles de la dictadura militar argentina. Estando prisionero, le otorgaron el Premio Memorial de Paz Juan XXIII de la Pax Cristi Internacional. Y en 1980 el Premio Nobel de la Paz.

Con
una altura que apenas ronda 1,60 m, enormes ojos a través de sus lentes, próximo a cumplir 78 años, Pérez Esquivel habla bajito pero tiene fuertes convicciones y una claridad mental envidiable. Luego de la aprobación en Diputados de la ley de Servicios Audiovisuales, interrumpió una importante grilla de entrevistas con medios internacionales para hablar con Miradas al Sur sobre los medios, del tratamiento que tuvo la ley y de sus expectativas en el Senado.

– ¿Por qué se manifestó en favor de la ley de medios?

–Después de más de 25 años de la ley de la dictadura militar en que ningún partido político tuvo nunca el coraje ni la voluntad política de proponer algo así, pero este gobierno sí. Y a pesar de todas sus dificultades, presenta avances muy positivos. Además, estoy en contacto con gente que desde hace más de 20 años está peleando por una ley de radiodifusión. No tengo compromisos con ningún sector. Soy libre para decir lo que tengo que decir. Si me equivoco, lo voy a corregir. Esto de la ley de medios es muy bueno y es muy importante que salga ahora.

– ¿Por qué cree que presentan a ésta no como ley de medios sino como “ley K”?

–Esto no es “ley K”. Esto es una ley de todos los argentinos. Pero lo plantean así para poder atacar a los Kirchner. Y a mí no pueden decir que soy kirchnerista, bajo ningún punto de vista. Yo soy muy crítico con ellos, porque no son gente de diálogo, tanto Cristina como Néstor. Y eso les juega en contra. Es como un “quiero avanzar, pero soy derrotista por convicción”. Soy muy crítico de este gobierno pero no soy opositor. No quiero que este gobierno fracase. Estamos todos en esto.

–También hablan de “revancha K”. ¿Cree que hay algo de eso?

–Para nada. No hay nada de eso. A Clarín le duele porque va a perder el monopolio. Y por suerte, que lo pierda. Pero tampoco queríamos las telefónicas, y esto el Gobierno lo sacó. Lo que sí hay que generar es un ente autónomo, que sea creíble y donde estén el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y la sociedad, para poder regular. Y no sólo regular la ley de prensa sino los contenidos. Y esto no es censura. Porque a los jóvenes no se les debe dar mierda a la mañana, tarde y noche. Y es responsabilidad del Estado transmitir valores, contenido. Vos fijate que en ninguno de todos los programas de este gran monopolio de Clarín se ve ni una sola película de la cultura de los pueblos originarios. No tienen espacio en ningún medio, y no sólo audiovisuales, tampoco gráficos. Están invisibilizados.

– ¿Qué opina de los medios que fogonean un golpe de Estado?

–Por suerte, cuando aparecen algunos escritos en La Nación y Clarín, uno sabe de qué lado están. Gente que habla de democracia y no cree en la democracia. Están apoyando a la Sociedad Rural donde Biolcati habla de la situación de los pobres y tiran miles y miles de litros de leche en las rutas, tiran los alimentos... yo he denunciado esto y Clarín no sacó una palabra. Cuando habla “el campo” no habla el campesino y oculta que si aumentaron las villas miseria es porque desplazaron al pequeño productor rural, a la producción familiar y a las cooperativas transformando el país en granero del monocultivo sojero exportador. Y no es fortuito, es porque son sus aliados. Por eso digo que no es libertad de prensa sino manipulación de los medios de comunicación.

–Y si controlan todo, ¿cuál cree que es la opción?

–Los medios alternativos. Durante la dictadura, nosotros inventamos la “noticia del ping pong”. Recordemos que en esa época no había computadoras, ni Internet, ni celulares, no había nada. Nosotros manejábamos un mimeógrafo a manómetro, le dábamos manija para poder hacer copias de nuestras denuncias. Hacíamos 15 o 20 y las repartíamos y volvíamos por más. Si alguien viajaba le pedíamos que llevase una cantidad a una provincia... y así retransmitíamos. Y a las embajadas llevábamos cada semana un informe. Y lo del ping pong llega porque era tan fuerte la censura que había que teníamos que enviar la noticia afuera, para que las tomaran las agencias internacionales, y llegaran al país de rebote. Además, habíamos armado redes en Europa, Estados Unidos y Canadá. Nos jugábamos la vida, porque si nos agarraban con esos papeles, adiós. Y si hoy no se hubieran desarrollado las comunicaciones como se desarrollaron, para transmitir nuestras cosas deberíamos seguir con el mecanismo del ping pong.

– ¿Qué cosas aprueba y qué desaprueba de esta ley?

–Creo que son clave estos dos ejes que planteé: por un lado, la participación de las telefónicas, cosa que el Gobierno ya las sacó porque generaría otro monopolio. Y por otro lado, que este proyecto no quede únicamente en manos del Ejecutivo y el Legislativo, porque da lugar al manijazo político. Tiene que ser tripartito, e incluir a las universidades, con representantes de la sociedad, y debe ser un ente autárquico. Y otro tema a tratar es el de las publicidades. Creo que este Consejo debería regular también esos contenidos desde el Ministerio de Educación y desde las universidades.

– ¿Pudo ver el canal Encuentro?

–Sí, claro. ¡Es excelente! Pero es sólo un canal. Hace falta dar una mirada latinoamericana, para saber quiénes somos. Hay un proverbio Zen que dice: “Si no sabes adónde vas, regresa para saber de dónde vienes”. La dominación no comienza por lo económico sino por lo cultural. Y hoy tenemos una dominación cultural perversa.

– ¿Qué expectativas tiene del tratamiento de esta ley en el Senado?

–Espero que los senadores discutan la ley y que la aprueben. Vamos a trabajar para que los senadores tengan conciencia crítica y que no trabajen para su grupo político, sino para el país, para el pueblo. Que dejen de lado las pequeñas cosas partidarias. Esta ley es buena para el país. Tenemos que ver esto con esperanza.



viernes, 18 de septiembre de 2009

Aniversario


Hoy cumplimos con Ana diez años de casados. Hace exactamente diez años me publicaron esta carta en la revista Veintidós (hoy Veintitrés) y describía, en ella, una dura realidad que me rodeaba y que contrastaba con un gran momento personal. Aunque ha pasado una década los deseos personales se fueron cumpliendo con gran satisfacción pero la realidad se hizo cada vez más ardua y sin soluciones a la vista. Lo que sigue es la carta por entonces publicada


Soy docente de escuelas secundarias del sur del Gran Buenos Aires y le mando este fax porque quiero contarles una pequeña anécdota y describir una realidad que la gente que no está en la docencia, muchas veces desconoce.


Empiezo esta carta en Florianópolis, Brasil. Me encuentro en estas playas ya que el 18 de septiembre nos casamos y estamos de luna de miel. Tengo 30 años y hace dos nos conocimos con Ana, de mi misma edad y también docente. En enero, luego de unas vacaciones en Córdoba, decidimos casarnos. A partir de ese momento nada fue dejado al azar. Decidimos cuándo y dónde casarnos, en qué ciudad íbamos a vivir, etc. Fuimos planeando todo al detalle y, con la gran ayuda de familiares y amigos, cumplimos nuestro sueño.


Antes de seguir quiero contarles quién es Ana. Ella cumple, con creces, con lo que yo siempre soñé de una mujer. Es bella, inteligente y, por sobre todas las cosas, es una buena mujer; y cuando digo buena quiero decir noble, dulce, compañera y la lista podría seguir. Es por todo esto que decidí casarme con ella. No fue una decisión apresurada. No quise, solamente, casarme con ella. Quise y quiero vivir con ella, tener hijos con ella y, por sobre todas las cosas, envejecer con ella.


Hoy es un día lluvioso en Canasvieiras, que invita a la reflexión. Obviamente en la semana previa a nuestro casamiento, hablé mucho con mis alumnos acerca de este importante paso que iba a dar. Un poco porque estaban interesados y otro poco porque querían zafar de clases me sometieron a todo tipo de preguntas, pero hubo un diálogo que me sorprendió mucho y que mantuve con una alumna de 15 años:

- Profe: ¿Cuántos años tiene?

- 30, contesté

- ¿Y no es muy viejo para casarse?

Descolocado por esta pregunta dije:

- Mirá, no tengo 60 años, esta es una buena edad para casarse.

- ¿Por qué no se casó antes?

- Porque uno no se casa a una edad determinada, uno lo hace cuando encuentra a la persona indicada

- Mi mamá a los 30 años ya tenía 3 hijos, y el más chico tenía 6 años

- ¿A qué edad se casó tu mamá?

- No, no se casó, quedó embarazada de mi hermana mayor y se juntó

Este diálogo se interrumpió por el timbre del recreo y me quedó dando vueltas en la cabeza. Al día siguiente comencé a observar, atentamente, a mi alrededor:

· Entre mis alumnas hay un promedio de 3 embarazos por año

· Cuatro alumnas son madres de 17 años con hijos de más de un año

· Casi todos mis alumnos tienen relaciones sexuales sin ningún tipo de prevención.

· Varias de mis alumnas se quieren casar antes de los 20 años para poder irse de su casa

· Una de las alumnas embarazadas no está segura de quién es el padre

· Muchos de mis alumnos tienen padres que no se han separado pero que basan su unión en la resignación mutua.

· Tengo alumnas que sus padres las llevan urgente a abortar

· Tengo varios padres y madres golpeadores.

· Tengo muchos alumnos que creen que la vida viene y como tal se acepta


Tengo en mi cabeza dos realidades diametralmente opuestas, que muchas veces se me hace difícil compatibilizar.


Todas estas cosas mis alumnos no las han aprendido en ningún libro ni en ningún aula, estas cosas se “maman”, las han vivido y las han padecido; son realidades de falta de futuro, de marginación, de ausencia de familias, de opresión, que ni la escuela ni los docentes podemos modificar con cuatro horas de convivencia diaria


viernes, 11 de septiembre de 2009

Maestros, feliz día


En 1939, Cortázar publicó un artículo en la Revista Argentina, allí dirige a los futuros maestros y profesores una serie de reflexiones sobre el significado de la docencia y su función social. A pesar del tiempo transcurrido, las consideraciones expresadas no han perdido vigencia

Fragmento*:

“...La Escuela Normal no basta para hacer al maestro. Y quien, luego de plegar con gesto orgulloso su diploma, se disponga a cumplir su tarea sin otro esfuerzo, ése es desde ya un maestro condenado al fracaso. Parecerá cruel y acaso falso; pero un hondo buceo en la conciencia de cada uno probará que es harto cierto. La Escuela Normal da elementos, variados y generosos, crea la noción del deber, de la misión; descubre los horizontes. Pero con los horizontes hay que hacer algo más que mirarlos desde lejos: hay que caminar hacia ellos y conquistarlos.

El maestro debe llegar a la cultura mediante un largo estudio. Estudio de lo exterior, y estudio de sí mismo. Aristóteles y Sócrates: he ahí las dos actitudes. Uno, la visión de la realidad a través de sus múltiples ángulos; el otro, la visión de la realidad a través del cultivo de la propia personalidad. Y, esto hay que creerlo, ambas cosas no se logran por separado. Nadie se conoce a sí mismo sin haber bebido la ciencia ajena en inacabables horas de lecturas y de estudio; y nadie conoce el alma de los semejantes sin asistir primero al deslumbramiento de descubrirse a sí mismo. La cultura resulta así una actitud que nace imperceptiblemente; nadie puede despertarse mañana y decir: «Sé muchas cosas y nada más». La mejor prueba de cultura suele darla aquél que habla muy poco de sí mismo; porque la cultura no es una cosa, sino que es una visión; se es culto cuando el mundo se nos ofrece con la máxima amplitud; cuando los problemas menudos dejan de tener consistencia; cuando se descubre que lo cotidiano es lo falso, y que sólo lo más puro, lo más bello, lo más bueno, reside la esencia que el hombre busca. Cuando se comprende lo que verdaderamente quiere decir Dios.

Al salir de la Escuela Normal, puede afirmarse que el estudio recién comienza. Queda lo más difícil, porque entonces se está solo, librado a la propia conducta. En el debilitamiento de los resortes morales, en el olvido de lo que de sagrado tiene es ser maestro, hay que buscar la razón de tantos fracasos. Pero en la voluntad que no reconoce términos, que no sabe de plazos fijos para el estudio, está la razón de muchos triunfos. En la Argentina ha habido y hay maestros: debería preguntárseles a ellos si les bastaron los cuatro años oficiales para adquirir la cultura que poseen. «El genio –dijo Buffon- es una larga paciencia». Nosotros no requerimos maestros geniales; sería absurdo. Pero todo saber supone una larga paciencia.

Alguien afirmó, sencillamente, que nada se conquista sin sacrificio. Y una misión como la del educador exige el mayor sacrificio que puede hacerse por ella. De lo contrario, se permanece en el nivel del «maestro correcto». Aquéllos que hayan estudiado el magisterio y se hayan recibido sin meditar a ciencia cierta qué pretendían o qué esperaban más allá del puesto y la retribución monetaria, ésos son ya fracasados y nada podrá salvarlos sino un gran arrepentimiento . Pero yo he escrito estas líneas para los que han descubierto su tarea y su deber. Para los que abandonan la Escuela Normal con la determinación de cumplir su misión. A ellos he querido mostrarles todo lo que les espera, y se me ocurre que tanto sacrificio ha de alegrarnos. Porque en el fondo de todo verdadero maestro existe un santo, y los santos son aquellos hombres que van dejando todo lo perecedero a lo largo del camino, y mantienen la mirada fija en un horizonte que conquistar con el trabajo, con el sacrificio o con la muerte”.

* Cortázar, J. “Esencia y misión del maestro” en Revista Argentina, Buenos Aires, 1939.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Cuando ya me empiece a quedar solo


Era una noche lluviosa y en el auto íbamos solo nosotros dos. Julián cantaba en el asiento de atrás y yo trataba de que el agua me dejara manejar. De pronto comenzaron las preguntas sobre la muerte. Después continuó preguntándome por su abuelo, de por qué no lo había conocido y de cómo había fallecido. Le conté que era viejito, estaba enfermo (usé palabras que pudiera entender) y que por eso había muerto. Se quedó en silencio y por el espejo lo vi mirando por la ventilla.


Al ratito continuó: ¿Y yo también me voy a morir cuando sea viejito y esté enfermo? Le dije que no sabía pero que seguramente iba a ser así, pero que para eso faltaba mucho. Y para que no se preocupara continué: Pero mucho, mucho. Y que, (muchas veces las aclaraciones sobran) probablemente, por ser más grandes que él a su madre y a mí nos iba a tocar primero. Volvió el silencio y, ya parado detrás de mí continuó ¿Ustedes se van a morir? Le expliqué que todos en algún momento nos vamos a morir, pero que él iba a ser grande cuando eso ocurriera y que antes de eso íbamos a jugar mucho e íbamos a mirar mucha lluvia caer. Pero él continuó con un tono más apesadumbrado y más pausado ¿Y mi hermana también? Le dije que si y otra vez volvió el silencio


Preocupado por mi respuesta y por el tono de la conversación no dejé de observarlo por el espejo. Vi que sus ojos se iban humedeciendo y que su voz se quebraba cuando me dijo: Pero…. (Con su mano derecha se refregó los ojos y siguió) pero yo los voy a extrañar mucho.


Detuve el auto y lo abracé. Lo abracé fuerte y le pedí al cielo que demorara mucho la llegada de ese tiempo en que él se sintiera mal por extrañarnos.


Pocas cuadras después él ya se había olvidado de nuestra conversación y retomaba una canción que había aprendido en el jardín de infantes. En cambio yo volvía a maldecir a la lluvia pero esta vez para disimular mis lágrimas.