Cuando
murió Badía se escuchó a muchos pedir lo mismo. Cuando nos dejó Spinetta el
comentario volvió como una letanía. Antes, cuando le tocó a Sábato dejarnos el
reclamo se hizo clamor. ¿Por qué siempre se mueren los buenos? ¿Por qué no nos
abandonan de una vez los malnacidos?
Ayer se
despejaron todas estas dudas, porque Videla y los suyos recibieron una pena
histórica. Haber llegado a los 86 años con una salud envidiable, hizo que
muchos suplicáramos por una pronta partida, pero saber que van
a estar varios años en prisión debe cambiar nuestra mirada.
Larga vida
a los malnacidos es lo que debemos suplicar. Largos años de cárcel para que
creamos en una justicia divina que todo lo puede. Largo encierro que ayude a
mitigar tanto dolor
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